Después de una experiencia traumática, el cerebro es capaz de
recuperar viejos recuerdos y relacionarlos con dicha situación de estrés,
incluso aunque ambos no tengan nada que ver. Varios experimentos realizados con
ratas estresadas podrían ayudar a arrojar nuevas claves para atender a las
personas que sufren el llamado síndrome de estrés postraumático.
Un equipo de investigadores de la Academia checa de
Ciencias, junto con la
Universidad de Nueva York (EEUU) acaba de publicar sus resultados
en las páginas de la revista 'PLoS Biology'.
Según se desprende de sus experimentos con ratas de laboratorio,
ante una situación estresante, el cerebro es capaz de reactivar ciertos recuerdos
sin ninguna relación con la situación causante de su ansiedad y vincularlos
entre sí. "El estrés traumático", explican, "es capaz de
reactivar memorias previas al trauma y ligarlas a éste, facilitando
una situación patológica".
En los laboratorios de Ciencias Neurales de la universidad
neoyorquina, los animales de laboratorio fueron sometidos primero a una
sencilla tarea de aprendizaje, que les obligaba a distinguir entre izquierda y
derecha para poder tener acceso a su alimento. A continuación, les indujeron fuertes niveles de estrés obligándolas
a nadar en un recipiente con agua (mientras que a la otra mitad de los
animales les pusieron en un envase donde sólo cubría 1 centímetro ).
Después de haber estado nadando durante 20 minutos, André Fenton
y su equipo descubrieron con sorpresa que el grupo de animales más estresados
eran precisamente los que mejor recordaban el camino
hacia la comida. En experimentos adicionales descartaron que la
tarea de aprendizaje fuese estresante en sí para los roedores, y reafirmaron
cómo el estrés en el agua reafirmaba en los animales el recuerdo de su camino
hacia el alimento.
Aunque con las cautelas propias de trasladar estos resultados a
la mente humana, los investigadores subrayan que es más que probable que una
situación traumática también sea capaz de reactivar en pacientes con estrés
postraumático ciertos recuerdos sin ningún relación con dicha situación,
alterando las asociaciones normales entre recuerdos de uno y otro signo. De
manera que incluso memorias aparentemente inocuas,
o situaciones del día a día, pueden ayudar a rememorar el trauma.